martes, 23 de agosto de 2011

Estrellas en sexos de caracol

El verano de mi adolescencia era luminoso, acuciante, un delirio de ardor y belleza.

Verano de salvaje inocencia, de amores tímidos y un mar alocado donde moría a cada segundo.

Verano que despertaba a las 9 de la mañana con la radio a todo volumen, para luego salir corriendo detrás de camiones destartalados que nos llevaban a oír el bramido del viento, a ver el mar recortado por los acantilados sombreados de escarcha.

Era una ceremonia de niños lunáticos que jugaban con sus cuerpos mientras escondían, con vergüenza, el sueño de un amor hermafrodita.

Tardes corriendo delante de las olas, con tablas de todos los tamaños que hollaban el mar trizado de rayos.

Noches de cine donde mi corazón palpitaba de espanto.

Y de esos crepúsculos de ráfagas amarillas y oscuras que eran las primeras guirnaldas de mi tristeza.

Era ir por la calle con el desparpajo de unos niños paganos que se rinden ante la alucinación transparente de la plenitud.

Y perseguir a unas niñas castas que olían a rocío, yogurt y sábanas limpias.

Tardes de crimen, de pandillas de bañadores azules y amarillos que se disputaban las olas, los camiones, los ojos febriles de esas niñas.

Y de besos húmedos y calientes de todas las chicas que me hicieron huir y a las que hice el amor en la soledad escrupulosa de mi habitación.

3 comentarios:

  1. Su poesía me ha emocionado, como siempre. Vuelvo aquí cada día porque no puedo vivir sin poesía. Sin ella me ahogo inevitablemente. Aún habita en mí el sueño de un amor hermafrodita. Ud. no tiene idea de cuánta falta me hace, querido Julien. ¿Se puede morir toda una vida acaso - de soledad, de desamor, de desolación?

    JvG

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  2. Muchas gracias, querido Jakob, por sus palabras; por eso tan terrible, tan bello.

    Un abrazo,
    J.

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  3. no entiendo , porque el titulo "Estrellas en sexos de caracol"?

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